2014/07/06

Domesticación de animales. Ética en la relación humana con la naturaleza



Gallina y pollitos libres.

La domesticación de animales suele percibirse como una relación humana más estrecha con la naturaleza o al contrario como usurpación a la misma. La dependencia obligada y el cambio genético suscitan cuestiones éticas.


El veganismo que practiqué durante un tiempo (actualmente ejerzo mi naturaleza omnívora y derecho a ser especista) fue en parte consecuencia del rechazo al acto domesticador primigenio que concebía como un acto egoísta de usurpación de libertad. Imaginaba un humano cazando una gallinácea y encerrándola en un pequeño habitáculo, antes que eso me parecía más noble matarla. Aceptaba que ya hay animales domésticos de compañía o alimento, no pretendía que la gente los echara de casa ni prohibir su consumo como alimento para humanos soltándolos en el campo donde provocarían un desequilibrio ecológico y serían igualmente comidos por otros depredadores, pero quería confirmar que mi supervivencia no necesitaba tener a un animal en situación de dependencia y de alguna forma deshacer en mi mente el acto domesticador primigenio que consideraba un error.

De todas las versiones posibles había imaginado la peor. ¿Por qué?. Es algo para reflexionar y autoconocerse. Pudo suceder de otras formas:

Cerca del poblado había un río al que la tribu iba a pescar y bañarse. Un día advirtieron la presencia de una gallinácea y sus pollitos, observándolos con curiosidad pues los pollitos tenían un encanto especial. Sería una pena cazarlos, eran tan graciosos, unos peces o un ciervo alimentan más, quizá cazarían alguno cuando crecieran. Al regresar al poblado comentaron su presencia, la gallinácea había tenido muchos pollitos, quizá presagiaba abundancia. Se encomendó que al día siguiente había que contar el número exacto por si tuviera algún significado, y por curiosidad pues las estimaciones de quienes los vieron no coincidían. Hablaron de la necesidad de respetar su crecimiento y a la madre mientras fueran pequeños, quizá por siempre si se instalaba definitivamente. Los niños entendieron que no debían perturbarlos y centraron sus prácticas de tiro en lagartos, peces y otras aves. La gallinácea estaba cómoda entre el poblado y el río pues grandes felinos, lobos y jabalíes no pasaban mucho por allí y los humanos no la molestaban, si bien se escondía al notar su presencia muy cerca. Un día alguien observó que a los pájaros les gustaba picotear los frutos blandos y abiertos caídos del árbol y pensó que a aquella ave grande y rechoncha le gustarían también, recogió algunos y los dejó donde solía verla, si los comía no se marcharía, y podría ver a los pollitos más de cerca. Empezaron a dejar  sobras de vegetales, frutas y algunos granos en el mismo lugar, la familia gallinácea solía estar cerca, había asociado el ruido de los pasos humanos a la comida tolerando más su presencia. Poco a poco el alimento era colocado más cerca del poblado, los ejemplares más huidizos fueron discretamente cazados de un flechazo y dejaron procrear a los más confiados.

Un grupo de cazadores divisó una gallinácea acompañada de polluelos, como habían cazado algunos lagartos y aves valoraron la posibilidad de buscar otra presa pues las crías eran muy pequeñas. Era tarde, había que regresar con más comida para la tribu, alguien dijo que no había tiempo de buscar otra presa y cerró la discusión con una flecha acertando a la madre con el disgusto del resto. Los pollitos daban pena y eran un blanco difícil por lo que se cerraron en círculo sobre ellos capturándolos a mano. Eran graciosos, los llevarían al poblado. Los niños estaban fascinados con ellos y alegraban a ancianos y ancianas mientras hacían sus tareas viéndolos picotear por el suelo. En las conversaciones se debatía, por qué mataste a la madre, el autor decía sentirlo pero que tuvo miedo porque iba a oscurecer, defendía compensar su error en que si otro animal se la come sus hijos estarían muertos también. Contestáronle que no se sabe si habría ocurrido y no está bien matar a la madre de animales tan jóvenes. Mientras fueron pequeños durmieron al calor humano en las chozas y cuando crecieron les hicieron un sencillo refugio nocturno.


La recogida de polluelos también podría darse en el caso de matar a la madre sin haber visto primero a las crías porque estuviesen ocultas, viéndolas al acercarse a coger el cuerpo.

Un jabalí simplemente los masticaría si encuentra el nido, cuidarlos para comer su carne, obtener huevos y disfrutar su compañía no es éticamente inferior. La domesticación de las gallináceas no necesariamente implicó encierro y de producirse no tuvo por qué ser en un espacio minúsculo. Su alimentación requería movilidad para buscar grano y los gusanos e insectos que integran su dieta omnívora (en aquellos tiempos no existía el pienso de ave ni la agricultura daba un alto excedente de grano), probablemente vivieron entre las chozas complementando su dieta con restos de comida. Domesticación no es sinónimo de malas condiciones vitales, es una posibilidad, no algo intrínseco.


Yo concebía la domesticación como una usurpación a la naturaleza por la pérdida de autonomía del animal y los cambios propiciados en su genética y morfología. ¿Quiénes éramos los humanos, homo sapiens sapiens, para condicionar el desarrollo morfológico y comportamental de otra especie?.

Pero el humano no es el único que conforma la morfología y el comportamiento de otras especies, ocurre entre todas. Las gacelas tienen patas largas y evolucionan para la carrera presionadas por los depredadores y su actividad gira en torno a localizarlos y esquivarlos. Por el mismo motivo hay especies que se resguardan en un caparazón propio o ajeno llevando la casa a todas partes para protegerse. Conformar la morfología y el comportamiento de otra especie no va contra natura, es parte de la naturaleza. Lo antinatural no es la domesticación sino las condiciones en que pueda desarrollarse. Una gallina puede tener una autonomía semejante a la de una gallinácea salvaje, en muchos pueblos andan sueltas y permanecen junto a las viviendas porque se sienten más seguras que adentrándose en el bosque o selva donde su estado de alerta sería constante, junto a los humanos pueden llevar una vida tranquila durante meses o años hasta el sacrificio, que en ocasiones no llega a producirse. Por otra parte la pérdida de autonomía si no es mucha no es necesariamente pérdida de felicidad. Una cabra doméstica que es conducida por un pastor por verdes prados y montes no es completamente autónoma pero no tiene por qué ser más infeliz que una cabra montesa cuyo hábitat es a menudo extremadamente hostil, viven en empinadas paredes para minimizar la posibilidad de encuentro con depredadores y aun así no evitan la depredación de rapaces.


También me producía rechazo que el animal doméstico no tuviera posibilidad de huir cuando es seleccionado para el sacrificio, pero en la naturaleza es frecuente que los depredadores escojan animales cojos o debilitados como una hembra de parto o un recién nacido, incluso un adulto sano puede no tener posibilidad. Cazar para comer, domesticar para comer, ambas actividades son legítimas. La domesticación introduce la posibilidad de mejorar el sacrificio, en lugar de ser despeñada por una rapaz una cabra puede recibir una muerte rápida.

Domesticación no es sinónimo de imposición, el acercamiento voluntario del animal al humano para obtener beneficios se da en numerosos casos. Si la relación beneficia a ambas partes se llama mutualismo (en discusión se haya el uso del término simbiosis), muy frecuente en la naturaleza. El lobo se convirtió en perro siguiendo a los cazadores nómadas para alimentarse de sus sobras y en algún momento empezó a colaborar en la caza siendo la primera especie domesticada que hasta ahora se conoce en un periodo muy anterior al del desarrollo de la agricultura. El fósil de cánido más semejante al perro moderno que al lobo gris moderno se encontró en Siberia y data de hace unos 36.000 años (según un artículo publicado en Public Library of Sciences). Algo similar sucedió con la domesticación del gato siendo atraído por los asentamientos agrícolas en los que abundaban los roedores, en Egipto fue venerado y representado en la diosa Bastet. Como depredador de roedores y víboras cornudas era un protector de las reservas de grano y hacía el entorno de la casa y granja más seguro.

Un ejemplo de mutualismo que no involucra domesticación es el del pájaro africano (indicator indicator) conocido como "guía de la miel". Indica a humanos y tejones con cantos y revoloteos dónde encontrar el panal pudiendo así alimentarse de miel, larvas y cera a los que por sí mismo no tendría acceso. Cuando el ave localiza una colmena se acerca a los humanos (tribus Masai, Boran, Wanderboro, Yao y Hadza en Kenya, Mozambique y Tanzania) empleando un canto específico y a su vez éstos pueden tomar la iniciativa llamándola con silbidos. Dónde está la colmena, se lo ha dicho un pajarito.

Gato en la nieve.
Surgiendo de la nieve, como un espíritu de la
naturaleza que emerge para conectar con el
humano.
La domesticación tiene diversos fines: alimento, compañía, transporte, protección, etc. Como toda actividad humana que implica relación con otros seres debería realizarse dentro de unos límites éticos. Los animales inciden los unos sobre los otros, depredan, compiten por territorio, etc, la ética no consistiría en tener una incidencia cero sino en minimizar el sufrimiento y proporcionar condiciones ventajosas.

Un ejemplo de domesticación en que el animal llega a tener menores inconvenientes que en estado salvaje es el de la abeja doméstica (su genoma apenas difiere del de la salvaje, con frecuencia se recombinan pues cuando quieren las abejas abandonan la colmena del apicultor y se instalan en otro lugar). Se beneficia de su relación con el humano cuando éste emplea técnicas que minimizan el daño a la colmena durante la extracción de miel dado que otros depredadores (roedores, tejones, osos, etc) provocan daños mucho mayores siendo protegidas de éstos. En Kenya además de aportar miel se utilizan para alejar a los elefantes de las cosechas mejorando las relaciones entre humanos y paquidermos cuya competencia por territorio se estaba cobrando vidas en ambas partes. Para ello se rodean los cultivos con panales de abejas, más del 90% de los elefantes huyen al escuchar el zumbido pues la picadura en zonas donde su piel es menos gruesa les es muy dolorosa (alrededor de los ojos, tras las orejas, vientre, etc) y los pequeños pueden morir bajo el ataque de un enjambre.

Desde una visión que rechazara la domesticación para obtener miel el ideal de relación sería la que establece el humano con el pájaro guía por no estar domesticado. Sin embargo esta hermosa relación de comunicación es la más perjudicial para las abejas soportando una triple depredación (la del humano, el tejón y el pájaro), la abeja sale más beneficiada si es protegida por los humanos de otros depredadores. Éticamente ambas relaciones (domesticación, no domesticación) están al mismo nivel.


La tenencia de animales domésticos, usualmente llamados de compañía, es una costumbre muy extendida. Algunas especies llevan poco tiempo en el proceso de domesticación como es el caso de algunos roedores y aves de reciente incorporación al mercado. ¿Es admisible capturar animales salvajes por capricho de contemplarlos en casa?. Soy de la opinión de que en lugar de aumentar la "colección" de especies cautivas habrían de mejorarse las condiciones de las ya existentes. Observar animales e interaccionar con ellos es un placer que evolutivamente favoreció nuestra supervivencia facilitando el conocimiento del entorno y la habilidad para desenvolverse en él, de ahí el deseo de tener animales cerca. En lugar de encerrarlos podrían promoverse otras formas de observación, conocimiento e interacción, como la observación de fauna en la naturaleza, la recuperación e integración de la biodiversidad autóctona en el entorno urbano. No es lo mismo relacionarse con las ardillas que habitan el campus universitario que encerrarlas en una jaula. De haber menos disponibilidad de animales de compañía en el mercado la fauna urbana sería más valorada, encontrar un pollito desvalido de gorrión, vencejo, cernícalo, paloma, etc, sería como encontrar un tesoro por ofrecer la oportunidad de cuidarlos. Podrían valorarse también las posibilidades que el cuidado de la fauna urbana ofrece para fomentar actividades en familia, por ejemplo el cuidado de un ave insectívora como un pollito de vencejo puede promover salidas familiares a zonas verdes o de campo para la captura de insectos que sirvan de alimento. El objetivo no sería la domesticación sino su liberación.

Otra finalidad muy cuestionable de la domesticación es la captura para la utilización en espectáculos como es el caso de los delfines, también usados por EE.UU y Rusia en tareas militares como detectar buzos espía y colocar o retirar minas magnéticas del casco de embarcaciones. Podría ser más adecuado considerar que estos delfines están domados, no domesticados, pues se capturan en libertad, si bien se pretende lograr la cría en cautividad (debería extrañar que se financie una actividad tan caprichosa y causante de sufrimiento) y la domesticación. No hay consenso sobre la diferencia entre doma y domesticación pero suele aceptarse que la segunda implica cría en cautividad.

No considero que la domesticación del perro y el gato sea un error, que los animales se acerquen a los humanos es un acto de comunicación que no hay motivo para rechazar, somos parte de la naturaleza, no un elemento sucio que deba aislarse de ella. Lo cuestionable es la selección genética de determinados rasgos que inciden negativamente en su bienestar, la supeditación del mismo a intereses mercantiles y la castración. Hay métodos anticonceptivos menos agresivos (ligadura de trompas, vasectomía, DIU canino y felino, etc) que no suelen usarse por comodidad actuando contra el beneficio del animal. Se castra alegando prevenir enfermedades como el tumor mamario omitiendo estar promoviendo otras (osteosarcoma, mayor probabilidad de demencia senil, etc) y la importancia para la salud de la buena alimentación, ejercicio y estado psicológico. La mayoría de pienso de perro y gato que se vende es de mala calidad no superando el 10% de carne siendo lo demás cereales, no es ético basar en cereales la dieta de un carnívoro y culpar a sus hormonas de la aparición de enfermedades. La tenencia de un animal implica la responsabilidad de darle una buena alimentación y entorno estimulante para sus necesidades psíquicas.
2 comentarios:
  1. salamantigu6/4/15, 0:59

    Interesante. Coincido en que la domesticación tiene algo de simbiosis y de libertad mútua. De hecho los animales que domesticamos nos domestican a nosotros mismos, cosa que resulta evidente si convives con ellos largos periodos de tu vida. Gracias por tus reflexiones. A mi me parecen valientes y valiosas. Un saludo de un vegetariano de base que además caza y domestica :)

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  2. Hola, hace 5 días mi vecino se encontró en la acera bajo el naranjo de la calle una cría de verderón y se la ha dado a mi marido y el niño. No estoy a favor de tener pájaros en jaula. Hemos buscado el nido y no lo hemos encontrado. Lo estamos cuidando con la intención de soltarlo, aunque no sabemos bien cuándo y como. De momento le damos la comida con pinzas, come muy bien: huevo duro, semillas y frutas; y el agua la toma con jeringuilla. Ya ha perdido el plumón y revolotea bastante, pero aún no come solo. ¿me podríais decir cuándo sería apropiado soltarlo? Hay más verderones, gorriones y mirlos en la calle. Es una zona con casas adosadas, en la ciudad, pero hay muchos pájaros y espacios verdes...

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